jueves, agosto 13

Caricia nocturna.

Mi promesa por compartir mis recuerdos de antaño aún permanece como una deuda, por cierto he caido en cuenta que hace 20 años inicié por primera vez mi formal trayecto formativo académico, dicho de otra forma hace 20 años ingresé a la escuela primaria, todavía recuerdo con emoción aquella entrevista con el director sentado en pasillo en charla con una maestra, el sólo contestar acertadamente algunas preguntas y demostrar como sabía el alfabeto completo --sin errores al enunciarlo memorísticamente-- hizo que me aceptara hacia el mes de octubre.

Bueno como decía antes de ese lapsus --en realidad no decía mucho--, la experiencia vivida en las últimas noches hacia el horizonte nocturno algo así como a 40° rumbo al SW (sur-oeste) es genial puede apreciarse Marte (a menos que me equivoqué y resulte ser otro planea... lo que sería muy vergonzoso, cómo sea) así como la Via Lactea, he de confesar que antes jamás había podido apreciarla, pero luego de ver el capítulo titulado "El espinazo del cielo" de la Serie 'Cosmos' de Sagan, bueno... ya saben, la curiosidad mató al gato.

Y bueno, luego contemplar en la noche las estrellas y poder imaginarse que entre cada una de ellas existen espacios infinitos que a nosotros los humanos nos resultaría prácticamente imposible navegar (en un tiempo cercano) y como la luz que llega a nuestro planeta ha viajado a lo largo de años, siglos o milenios a través del 'vacío' para poder tocarnos apenas por unos instantes, al dirigir mi mirada al cielo y estar ahí viendo a cada una de esas estrellas me siento dichoso y único, porque es posible que en ese momento sea yo el único que esté viéndolos, es decir, ese halo de luz que llega a mi retina viajo millones de años (quizás) para ser visto sólo por mi, además aunque algun otro individuo esté en el mismo memento observanto la misma estrella son diferentes fotones los que me tocan, Gracias a Dios.

No cabe duda, estoy loco.

martes, agosto 11

Reporte de vacaciones...

Simplemente geniales, la comida deliciosa, las mañanas frescas, los paseos matutinos por el campo (bueno, no hay adjetivo que por ahora satisfaga la sensación)... no quiero que termine.

Bendito Dios por estos días con mi familia, mis amigos de la infancia, los cercanos por muchos años (los primeros de mi vida), el campo, el aire fresco, la devoción, los cantos, las tardes con lluvia acompañadas de café con pan de horno, por la biblioteca vieja que huele a polvo y añejada, vaya... Bendito Dios por todo.

Deo gratias!

Prometo pronto escribir todos los recuerdos y pensamientos que vinieron a mi por los árboles, la lluvia, los libros, los oficios, la mañanas con rocío (el que cae del cielo, jajajaja).