sábado, diciembre 12

Canción de verano.

Se han cumplido ya 6 años desde aquel memorable paseo-excursión-encuentro con la naturaleza realizado en comunidad con los compañeros (42) de generación del bachillerato, nada mejor --me parece-- para cerrar un proceso formativo tan fructífero y noble como la preparatoria; uno de los muchos momentos más gratos fue la tarde de aquel domingo, preparando la vigilia (todos estábamos ansiosos porque llegara la noche y demostrar cuán valientes seríamos al sobrevivir por nuestra cuenta en la obscuridad, sin energía eléctrica, apenas una fogata y trabajo colaborativo) en torno a la fogata, los dulces, los chistes y juegos, los cantos: alemanes, francnceses, uno italiano que jamás supimos como cantarlo y algunos en castellano; de los [cantos]  escritos (transcritos) a la lengua de Cervantes recuerdo: yuppi yaya, porque es buen compañero, Oh sari maré... el último se puede escuchar en el vínculo derecho del blog y la letra es la siguiente:

Oh sari Maré, viejo amigo del ayer
en ti mi recuerdo vive.
Mi amor es más fuerte
que el viento y que la luz,
que pueden dejar de existir.

Coro:
Yo quiero volver a mi buen Transvaal,
bello lugar de ensueño.
"El viento perfumado
en los bosques de verdor
por siempre de amor nos habla"
"El viento perfumado
en los bosques de verdor,
por siempre nos habla de Amor.

Ah, yo también quisiera volver a aquellos días de estudiante de preparatoria, donde los que conformábamos aquel grupo éramos más responsables que muchos ahora en pleno proceso formativo superior; donde la envidia y la cooperación era real y sustanciosa, la interrelación persona a persona se regía por los valores y los buenos sentimientos, quiero cantar. "Yo quiero volver a mi buen Atoyac".