---- ¡Qué feo está!
---- Pero debe tener mucho
---- Parece licántropo
---- ¿Qué culpa tiene mi maltés?
Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.
«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?» «A mi Señor glorioso, la tumba abandonada,
los ángeles testigos, sudarios y mortaja. ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos la gloria de la Pascua. »
Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa.
VICTIMAE PASCHALI LAUDES
(Secuencia de la fiesta de Pascua)
Victimae paschali laudes Agnus redemit oves: Mors et vita duello Dic nobis Maria, quid vidisti in via? Sepulcrum Christi viventis, Surrexit Christus spes mea; Tu nobis victor Rex, miserere. Amen. Alleluia. |
A la Víctima pascual El Cordero redimió a las ovejas: La muerte y la Vida se enfrentaron Dinos, María, qué has visto en el camino? Vi el sepulcro de Cristo viviente Resucitó Cristo, mi esperanza; Tú, Rey victorioso, ten piedad Amen, Aleluya. |
Es en una de esas –muchas—ocasiones donde nos sentimos Santos Puros y buscamos los defectos de los otros, incluso ensayamos argumentos bien elaborados y sabemos –o creemos saber—el impacto que deberá tener cuando se lo digamos; pero, siempre puede más la humildad y los buenos sentimientos del otro, basta una sonrisa y una palabra que brote de profundis cordis para darse cuenta que no hay palabra, argumento o cita por muy buena y sapiencial que sea que pueda vencer ni la amistad ni la bondad.
Por tanto, en esta Cuaresma, elevemos nuestras oraciones a Yahvé haciendo nuestras las palabras del Salmista: “Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro». Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro. No rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio; no me deseches, no me abandones, Dios de mi salvación”. (Cfr. Sal. 26, 8-9). Amén.
¡Cuántas veces día a día no se repite esto en el intrínseco de tantas almas!
Sólo que Tosca, hoy cobra muchos nombres, muchas formas, muchos géneros. Tosca dejó de ser una elegante artista del 1800 y pasó pronto a ser: una computadora, una mujer, un hombre, un trasvesti, un libro, un pasatiempo, un amigo, un disco, unos tenis, un calzón … y la lista sería interminable. Muchos argüirán a favor –de sus conciencias e intereses—que cosas semejantes, tales y parecidas han existido prácticamente desde siempre, no he de negar que el mal existe en esta faz terrestre hace mucho tiempo, pero ¿tan visible, tan plausible, tan palpalble, tan cotidiano?; es verdad, he leído apenas hace unas horas, quizás un día: “cuando envejezcas, los precios eran más accesibles, los políticos más honestos y los jóvenes más educados”, pero ‘la moral’ también se somete a cambios relativistas que funcionan así porque así lo quiere una masa de personas –que se llama sociedad—que tanto invoca la libertad y es menos libre que nunca, tanto invoca la democracia y es menos democrática que nunca, tanto invoca el respeto y es menos respetuosa que nunca.
Ojalá pronto este mundo se dé cuenta que comenzó a olvidar a Dios, recupere la cordura y se una al canto del “Te Deum” donde cada uno reconoce la grandeza de aquel por quien ha sido creado y la enorme encomienda a la que ha sido llamado, y de desde su vocación personal, sea parte de una civilización de amor y cordialidad recíproca donde mi libertad tenga límites en la justicia y la libertad del otro, en el bien común, en saber que soy necesario para lograr la superación del otro y de los otros, y mi grandeza depende del bienestar de muchos y no sólo mío.