lunes, octubre 19

Malatie e gli amici.

Amigos son pocos, se cuentan con los dedos de una mano y sobran dedos... [y podría llenar la página de citas y comentarios al respecto]; cuando te das cuenta de la terrible verdad que encierran esos enunciados te precipitas en la hondura del gozo y de las dudas; por un lado te sientes rico tener amigos, de esos que están ahí presentes cuando más ocupas ayuda, por otro lado la incertidumbre de saber qué pasará cuando el tiempo avance y la inexorable naturaleza les llame a cuentas ante quien tengan que hacerlo [en el supuesto que todos o la mayoría o algunos partan antes que uno mismo].

Pero los amigos no sólo se evidencían en los momentos de incertidumbre, más bien se edifican y cimentan en espacios de júbilo y complementariedad ... y luego como dice el Evangelio, cuando viene la tormenta, la marea crece y la fuerza azota contra uno, o él, o ella, o ellos ... se demuestra lo inconmovible de la roca que se ha fortalecido de tantas experiencias gratas.

Es cierto, la amistad no podemos reducirla a un selecto grupo elitista de personas que nos aceptan tal cual somos, soportan nuestros berrinches y caprichos, toleran nuestros momentos ufanos de soberbia y estoicamente omiten nuestros terribles defectos... también están aquellos con quiénes conviviendo una pequeña o considerable parte de nuestra mortal existencia, comparten gustos, hábitos, costumbres y valores afines, esta definición incrementa el número de conocidos con quiénes nos llevamos muy bien; entonces aqui asaltame una duda: ¿quiénes son estos segundos, si los primeros son los "amigos"?, y es que me parece que el problema radica en algo más que sólo semántica y adornar un sustantivo con algún adjetivo que deduzca la naturaleza del primero, porque para tal efecto podría llamar al primero conjunto: 'amigos reales, verdaderos, de verdad, los buenos... etc' y, al segundo conjunto: 'los amigos (a secas), los conocidos, los compañeros académicos-laborales-vecinos'... ninguna de las dos proposiciones me satisface.

Por tanto, me concretaré a dar Gracias a Dios, por aquellos que considero mis "Amigos" pro fidei donum... hasta ahora sólo dos, ambos mayores en edad y juicio personal, cuyo nombre omito por ahora, no porque me averguence de ellos, sino al contrario por reconocerles cual perlas preciosas que al ser encontradas se atesoran con gusto en el interior del corazón y pasan a ser parte de una familia en un mismo gozo y sentir.

Deo Gratias!


uv¨*
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