martes, marzo 23

Buscando defectos, encontrando virtudes.

 

Es en una de esas –muchas—ocasiones donde nos sentimos Santos Puros y buscamos los defectos de los otros, incluso ensayamos argumentos bien elaborados y sabemos –o creemos saber—el impacto que deberá tener cuando se lo digamos; pero, siempre puede más la humildad y los buenos sentimientos del otro, basta una sonrisa y una palabra que brote de profundis cordis para darse cuenta que no hay palabra, argumento o cita por muy buena y sapiencial que sea que pueda vencer ni la amistad ni la bondad.

Por tanto, en esta Cuaresma, elevemos nuestras oraciones a Yahvé haciendo nuestras las palabras del Salmista: “Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro». Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro. No rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio; no me deseches, no me abandones, Dios de mi salvación”. (Cfr. Sal. 26, 8-9).  Amén.

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