sábado, marzo 7

He ido y regresado.

Todavía siete meses después de haber regresado no me creo que estuve exiliado durante tres años en Pihuamo --ahí donde se unen Jalisco, Colima y Michoacán--, lugar hermoso y cálido (por el clima que predomina y, por su noble y limpísima gente) donde dejé una anciana madre adoptiva de casi ochenta años, incansable y luchona; una familia con cuyos lazos de amistad y simpatía me hacen sentir adoptado en el afecto, exalumnos nobles que aún hoy se toman la molestia de saludarme de vez en cuando.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.

No hay comentarios: